La tutoría, si bien es parte
inherente al trabajo del profesorado (LOGSE, 1.982) es la función docente en la
que los profesores y profesoras pueden contar con una mayor autonomía de
trabajo, en función de las características y necesidades de su grupo-clase. En
la Comunidad Autónoma de Galicia la labor tutorial viene determinada por tres niveles
de concreción, a saber; la legislación en materia educativa a nivel estatal
primero, desarrollada a nivel autonómico posteriormente y en último y más
importante lugar el propio trabajo a nivel de aula. Para ejercer su función
tutorial, el profesorado cuenta con la ayuda del Departamento de Orientación de
su centro y de un poderoso instrumento que deben redactar y revisar
conjuntamente para trabajar aquellas necesidades psicosociales y educativas que
presente el alumnado: el Plan de Acción Tutorial. Éste incluye contenidos como
la educación en valores, a través de los llamados “temas transversales”, así
como la prevención del abandono temprano de la escuela, la orientación
vocacional y profesional y la mediación en los conflictos que pudieran surgir
en el centro.
La etapa de Educación Secundaria,
dada la consolidación del pensamiento formal por parte del alumnado y la
aparición de la moral heterónoma propia de la adolescencia, convierte la
intervención tutorial en estos asuntos en no solo congruente sino prioritaria,
en busca de un progresivo cambio social. En palabras de Torrego (2014) el tutor o tutora es “alguien que entiende la educación en su más
profundo sentido, aquel más global e integrador, y considera que su tarea es
constribuir a formar personas que sepan
vivir en sociedad, junto a otros, capaces de crecer y de mejorar ellas mismas y
de construir un mundo que sea también mejor y más justo para todos”.
Iria Calleja Barcia
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